‘Genial Auto’ en el polígono industrial Miller Bajo, Las Palmas de Gran Canaria

Ubicación
Diego Vega Sarmiento 16. 35014 Las Palmas de Gran Canaria
Año de terminación
2012
Superficie total construida
3.550 m2

Agentes:

Arquitecta
Evelyn Alonso Rohner
Ingeniero Industrial
Claudio Medina Castellano

Memoria

Cuando uno tiene la oportunidad de rehabilitar un edificio se plantea normalmente tres alternativas: La más débil, limpiar y rehabilitar; la más fuerte, vaciar, sustituir y rehacer y la intermedia, que es la que más nos interesó en este caso, transformar.

Trasformar lo existente pero a través de sus propios elementos y a través del diálogo constante entre elementos existentes y las inserciones nuevas. A veces, desde posiciones abstractas y otras veces desde otras más contextuales.

En este maravilloso edificio de los años 70 del arquitecto Luis López Díaz, quisimos insertar una pieza capaz de afectar lo existente, modificar su lectura pero cambiando lo menos posible.

Insertar una pieza puede modificar, crear un nuevo ambiente o espacio arquitectónico, incluso puede provocar o cambiar el orden, aún sin cambiar la forma. Esto es lo que intentamos hacer con este proyecto de rehabilitación.

El proyecto comenzó a través de una conversación con el arquitecto, que generosamente dio el visto bueno a nuestra propuesta. Para nosotros esto era fundamental. También se desarrolló la labor de convencer a la propiedad acerca de la calidad arquitectónica del edificio y por ello la necesidad de conservarlo.

Este edificio perdido en el polígono industrial de Miller Bajo para algunos sigue siendo desconocido, y sin embargo tiene un especial valor por su calidad y por su relación clara con la obra de Félix Candela. El edificio se encontraba prácticamente en su estado original, salvando pequeñas actuaciones (que revertimos) y perfectamente cuidado.

Para resolver el nuevo programa propusimos a la propiedad introducir una caja que cubriese las necesidades funcionales, y con un solo gesto resolver la mayoría de las adaptaciones.

Este nuevo volumen, por su contundencia , además de resolver las necesidades programáticas, establece un diálogo con los paraboloides de cubierta, a la vez que sectoriza el almacén. De esta manera se logró evitar proteger la cubierta con un falso techo ignífugo (solicitado por el Ayuntamiento) que hubiese dejado ocultos los paraboloides. Además encargamos un estudio con modelado informático que demostró que los paraboloides aguantan sin colapsar durante más de una hora en caso de incendio. Teníamos claro que la esbelta estructura estaba perfectamente calculada por Luis López.

Pensamos que la caja o la pieza principal, tenía que tener una identidad propia reflejo de un momento concreto. La idea es que esta fuera desmontable y no dejara rastro pasado su tiempo de vida útil. Pero al mismo tiempo debía tener prestancia y establecer un dialogo con los paraboloides a través del color y su reflejo en la estructura.

Por eso nos decidimos una pintura roja de brillo intenso. Queríamos que la caja estuviese recubierta de un material continuo, sin juntas, así que forramos la caja de pladur ignífugo con fibra de vidrio. El artesano que hizo el trabajo venía del mundo de los barcos.

Lo que nos gustaría destacar es que entendimos que no podía ser una intervención débil o efímera, pero si una intervención intranscendente, un gesto potente respetuoso con lo existente.

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