‘Luz polarizada’. Centro dotacional de El Lasso, Las Palmas de Gran Canaria

Ubicación
Avenida Amurga. Las Palmas de Gran Canaria
Año de terminación
2010
Superficie total construida
498 m2

Agentes:

Estudio
Romera y Ruiz Arquitectos
Arquitecto
Pedro Romera García
Arquitecta
Ángela Ruiz Martínez
Promotor
Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria
Constructor
Satocan SA
Arquitecto técnico
Manuel Hernández Vera
Instalaciones
CQ Ingeniero y Asociados
Arquitecto colaborador
Jorge Hernández Fernández
Arquitecta colaboradora
Rocío Narbona Flores

Memoria

Luz polarizada

El Centro Dotacional para el Barrio de El Lasso se ubica en la cabecera del barranquillo bordeado por la Avenida de Amurga, en Las Palmas de Gran Canaria. La parcela donde se sitúa forma en planta un polígono de tendencia semi-circular, de 656m2, cuyo lado recto queda orientado a naciente, hacía el espacio libre público, mirando al mar. El acceso a la parcela se dispone por el norte, contiguo a la batería de aparcamientos prevista. El centro dotacional, se posiciona sobre el lindero Este, perpendicular al muro norte, entre las vistas al mar y el jardín interior. Construye así una especie de dique de contención, que recuerda los muros construidos en los barrancos para evitar la erosión, contener tierras, y obtener una plataforma horizontal útil. El edificio propuesto se desarrolla en dos alturas: la planta baja, abierta al barranco que preside, a los huertos urbanos, actúa de zócalo que contiene el patio trasero; y la planta alta, abierta hacia el horizonte por medio de una galería que filtra la luz. Este primer forjado se derrama hacia el patio a través de una plataforma, un mini escenario del jardín curvado. El acceso desde la calle se ubica en el tramo de máxima tensión entre la edificación y el muro perimetral, donde la edificación interrumpe su trazado y genera el umbráculo y marco que mira al mar. Tal disposición permite unos recorridos óptimos entre exterior e interior, el edificio es un filtro entre los huertos y el patio trasero, otorgando las máximas posibilidades de usos al espacio envolvente respecto al espacio interior, a la vez diversifica el interior capturando fragmentos de los paisajes exteriores. La edificación se aproxima al primer tramo del lindero norte, permitiendo dejar visto el muro curvo de contención de la avenida para albergar el jardín interior, también patio. El color vivo y las sombras llenan de movimiento la fachada hacia el mar y queda convertida en un paisaje de luz polarizada, elemento activo que se muestra y exhibe como actor dinámico que caracteriza esta edificación. Su dibujo en planta la convierte en un grueso muro sobre el que se tallan y orientan los distintos espacios, como cámaras fotográficas captan instantáneas del entorno. El edificio, se sitúa en el límite poniente y lo construye, ocupa un tercio de la parcela y visibiliza la luz recibida con la secuencia de prefabricados teñidos en una de sus caras con el espectro solar.

Juan Luis Trillo de Leyva, en un breve escrito de 2010 para la exposición Juegos Prohibidos, decía: El proyecto de arquitectura negocia siempre con el territorio, aunque a veces esta negociación nos venga dada. En el Centro Dotacional de El Lasso la calle de tráfico rodado y la topografía definen una forma y un lugar, el proyecto se limita a limitar, a construir el encuentro entre un jardín y un mirador hacia el mar. Muchas veces la arquitectura construyó estas fronteras permisivas, el Centro de El Lasso me trae a la memoria la narración que Italo Calvino hizo de su casa natal en Cuba: Una explicación general del mundo y de la historia debe tener en cuenta ante todo cómo estaba situada nuestra casa en la región llamada en un tiempo “punta de Francia”, a media ladera, al pie de la colina de San Pietro, como en la frontera entre dos continentes. Bajando, apenas se atravesaba nuestra cancela y se salía del camino privado, empezaba la ciudad (…) subiendo, bastaba salir por la puerta de la cocina al “beudo” que pasaba detrás de la casa, en la parte más alta (los beudi, es sabido, son esas acequias que encaminan las aguas de los torrentes para regar los terrenos de las laderas: un canalillo pegado a un muro, flanqueado por una estrecha vereda de lajas de piedra, todo al mismo nivel) y enseguida estaba uno en el campo, subiendo por los empedrados caminos de herradura, entre tapias secas y rodrigones de viña y el verde. I. Calvino, El camino de San Giovanni. Nada queda por añadir sobre esta arquitectura que con la naturalidad de la labranza se hace contenido del territorio y encarnación del paisaje canario, pleno de color, tapias secas, rodrigones, torrentes y acequias.

Localización: