‘Paisaje de intercambios’ Parque marítimo frente al Puerto de La Luz, Las Palmas de Gran Canaria

Ubicación
Entorno de la Plaza de Canarias y el Muelle de Santa Catalina. 35008 Las Palmas de Gran Canaria
Año de terminación
2015
Superficie total construida
949,39 m2

Agentes:

Estudio
Romera y Ruiz Arquitectos
Arquitecto
Pedro Romera García
Arquitecta
Ángela Ruiz Martínez
Promotor
Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria
Constructor
Hermanos García Álamo SL
Arquitecto técnico
Edward Lynch
Instalaciones
Constantino J. Gonzalvo Ortiz
Estructuras
Ventura Y Machado Arquitectos
Arquitecta colaboradora
Rocío Acosta Martínez
Arquitecta colaboradora
Carlota Ardanaz Petit
Arquitecta colaboradora
Yudit Barreto Martín
Arquitecta colaboradora
Paula Cabrera Fry
Arquitecto colaborador
José M. López Cabrera
Arquitecto colaborador
Carlos Marrero Macías
Arquitecta colaboradora
Rocío Narbona Flores
Arquitecta colaboradora
Tamara Narbona Flores
Arquitecta colaboradora
Rosalba Santana González
Ingeniera de caminos, canales y puertos, colaboradora
Paula de la Rosa Rodríguez

Memoria

Una nueva plataforma horizontal para este fragmento del frente marítimo de la ciudad-puerto. Una nueva cota de flotación, sobre las pleamares vivas, delante del muelle de Santa Catalina de atraque de cruceros, sobre una escollera de relleno ganado al océano ante el puerto de La Luz y de Las Palmas, previa al istmo entre la playa y el desarrollo portuario. La propuesta alarga la ciudad sobre la bahía portuaria entre la base naval y el desafortunado centro comercial, tapón de la apertura al puerto de la ciudad. En este contexto, este nuevo espacio libre genera una nueva estancia escalonada, de hormigón y piedra, transición entre el intercambiador de guaguas y el océano, que culmina en una superficie horizontal suspendida sobre la lámina de agua domesticada por la secuencia de diques y muelles portuarios, rematada por una barandilla de vidrio que permite disfrutar en distintos niveles del continuo trasiego de mercancías, contenedores y pasajeros.

Este lugar inventado por la ciudad, por la ampliación del puerto, por los rellenos sobre el mar, y por actuaciones con distinto grado de fortuna, no deben olvidar que el horizonte se extiende y hace visible en este fragmento de costa artificial a través de la lámina de agua recortada entre la obsolescencia de la Base Naval, las ocupaciones comerciales y del nuevo ocio, indicadores del nivel cultural de una sociedad cambiante. El proyecto dialoga directamente con ese horizonte tapado, latente, pero presente, replica la horizontalidad, las vibraciones de la superficie del mar, aproxima al paseante al agua, a sus reflejos y ondulaciones, recibe a los visitantes que desembarcan en cruceros como un balcón que extiende la ridícula acera que lo conduce a su fugaz visita por la ciudad. Contenemos la vía de tráfico restringido, que repara esta frontera de la plaza del intercambiardor de transportes, remate del Parque de Santa Catalina, con muretes inclinados de hormigón, que permiten ser atravesardos en los extremos. Esta oblicuidad enfatiza la horizontalidad del agua, su espesor masivo ofrece soporte y descanso para mirar a la ciudad, a la vez que su otra cara establece la distancia suficiente con la ruidosa urbe. El descenso de nivel establece un contacto más directo con el agua y con todo lo que permiten entrar y salir de ella. Horizonte y horizontal se hacen próximos, la realidad nos permite reconocer matices que los hacen diversos. Nuestra mirada se alza y busca puntos de referencia, ¿los encuentra? Cada visitante construye su paisaje. Este proyecto solo extiende un nuevo suelo, un relieve que remata el encuentro entre tierra y agua, en solo 100 metros de longitud (el 0,4% de la longitud de costa de esta isla) en un vuelo de 4 metros sobre el agua. Dimensiones suficientes para transformar el lugar y habitarlo.

Localización: