Proyecto paisajístico de restaurante ambiental en el Barranco de Guayedra, Agaete

Ubicación
Barranco de Guayedra. 35489 Agaete
Año de terminación
2017
Superficie total construida
4.500 m2

Agentes:

Paisajismo
León Alemán y Manuel Moreno
Interiorismo y Proyect Manager
León Alemán
Iluminación exterior
Olga Rubio
Promotor
Costa Tamadaba SLU
Constructor
Costa Tamadaba SLU
Chef Ejecutivo
José Miguel Rodríguez

Memoria

El presente proyecto se enmarca dentro del programa de recuperación paisajística del Barranco de Guayedra iniciado hace más de una década, en la que se han llevado a cabo actuaciones de limpieza, descontaminación, rehabilitación de terrazas agrícolas, reintroducción de cultivos, así como la puesta en práctica de técnicas de aprovechamiento y optimización del agua. Los resultados están siendo el rejuvenecimiento del paisaje tradicional y una producción ecológica de gran calidad, con el horizonte de sostenibilidad económica en un futuro próximo.

Descripción del medio natural y cultural:

El paisaje de Guayedra es el resultado de la sucesión de diferentes periodos geológicos, climáticos y económicos. Sus vertientes, que antaño albergaron frondosos bosques, ahora muestran la huella de una sucesión de pastos y cultivos, que han ido dejando su impronta de cada episodio histórico en sus rincones, formando un paisaje entre lo natural y lo rural, presidido por las vertiginosas laderas del macizo de Tamadaba y el Roque Faneque. En este lugar encontramos casas antiguas, eras, estanques, alpendres, acequias e incluso los restos arqueológicos de los primeros habitantes de la isla. Destaca la presencia de grandes bloques de material basáltico en los diferentes cauces de la cuenca, denominados «piedros».

El emplazamiento de nuestra actuación, se localiza en la zona media del Valle de Guayedra, entre las cotas 60 y 90 sobre el nivel del mar, junto a un interesante bosque de Almácigos (Pistacia atlantica), que se encuentra en condiciones óptimas de conservación gracias a los riegos de las parcelas agrícolas y a la proximidad del acuífero en los cauces. Los estudios realizados al respecto muestran una antigüedad casi bicentenaria de algunos de los ejemplares. Las palmeras canarias (Phoenix canariensis) y datileras (P. dactylifera), prosperan también en el lugar, junto con otros árboles plantados originalmente con fines agrícolas.

La historia de Guayedra está marcada por la singularidad de ser el único territorio de las Islas que conservó su propia jurisdicción bajo las instituciones indígenas, quedando al margen de la autoridad de la corona castellana. Actualmente, este lugar atesora el eco de aquellos episodios, conservando casas, cuevas, y otros vestigios de los indígenas canarios que quisieron seguir viviendo según sus costumbres. Varios yacimientos arqueológicos así lo atestiguan y justifican la actual declaración de Bien de Interés Cultural que reconoce y protege este espacio de gran valor histórico.

Ordenación y proyecto de Paisaje:

El restaurante se ha acondicionado a partir de un conjunto de antiguas construcciones, denominadas “Cortijo de Guayedra”, cuyas estructuras, estando en riesgo de desaparecer , fueron previamente restauradas. La implantación de este nuevo uso facilitará su conservación y una fuente de recursos complementarios para el mantenimiento del paisaje rural en el que se inserta. En este lugar se degustan y venden los productos del valle, siendo el principal propósito restablecer la cocina de proximidad.

El concepto de restaurante ambiental, responde básicamente al firme propósito de implantar un uso y un servicio en convivencia con el medio ambiente, en la que apenas se perciban límites entre paisaje natural y rural, y entre espacio interior y exterior. El término integración se nos antoja algo sesgado para referirnos a una relación con el medio bastante más fluida entre lo natural, lo artificial y lo conceptual. En relación a los espacios, el 95% del restaurante se desarrolla en el exterior y el 5% en el interior de los volúmenes reconstruidos, por lo tanto el 95% de la intervención responde a una actuación de enriquecimiento del paisaje a partir de la implementación de un nuevo uso. Conseguir el equilibrio ambiental entre ambos fue nuestro principal reto, sobre todo teniendo en cuenta la infraestructura que conlleva un restaurante con capacidad para 190 personas. Para conseguir este propósito, podemos detallar nuestra intervención a partir de tres objetivos principales:

1. Vincular paisajismo, gestión y desarrollo sostenible.

Consideramos el Paisajismo como un conjunto de voluntades catalizadoras de diseño, gestión y desarrollo sostenible del paisaje. La fragilidad del paisaje exige el compromiso y coordinación de estas voluntades en un proyecto colaborativo de futuro, mas aun cuando sus valores se extienden a lo histórico y cultural. Esta idea se prolonga a la misión y visión del restaurante como actividad, lo cual se traduce en una oferta de cocina de proximidad, tanto en el producto, como en las elaboraciones que se sirven al comensal.

Hemos acondicionado una de las terrazas de cultivo como huerta del restaurante, y en el lugar se han implantado colmenas para auto producción de miel, cultivos de café y otras pequeñas áreas de producciones ovo-lácteas. Se ha creado además una gran balsa para el aprovechamiento de los acuíferos del valle, y reactivado múltiples recursos naturales del lugar en un proyecto vivo de regeneración paisajística.

2. Integrar los nuevos usos en las estructuras naturales del paisaje.
Nos encontramos con las instalaciones de cocina y almacén ya emplazadas en el interior de dos de los volúmenes reconstruidos. La disposición de la zona de mesas debía ser totalmente exterior, en diferentes tipologías a partir de las distintas pistas que nos ofrecía el lugar. Terraza montaña, terraza mar, alpendres, bodega, cucañas y pérgola de eventos. Todas estas actuaciones se han llevado a cabo a partir de un minucioso estudio de la textura del territorio y color del paisaje con sus variantes en función de la luz.

a) Mobiliario de terraza:

Tratamos de optimizar todas las cualidades paisajísticas del lugar y llegar a un acuerdo con la naturaleza en los aspectos menos bondadosos, el soleamiento y el viento. Necesitábamos introducir grandes superficies sombreadas pero en las que el elemento «parasol» careciera de protagonismo al margen de su camuflaje en el paisaje. Además las sombras debían responder a varios tipos de agrupamientos, en mesas de un número variable de comensales para un total de 60 personas. En el caso de las mesas de las terrazas debíamos proteger al usuario de los efectos del viento, no sólo para la estabilidad de las sombrillas sino también para su propia comodidad e intimidad. Intentamos resolver todo ello mediante un diseño unitario.

Conseguimos el empotramiento necesario de las sombrillas introduciendo un elemento tosco y muy pesado como soporte, que al mismo tiempo fueran las mesas del restaurante, mediante bobinas recicladas de cableado eléctrico. Sabíamos que esta solución seguía teniendo el problema de que el parasol no podía moverse en función de la posición del sol. Estudiamos entonces una solución conjunta que proporcionara una mayor sombra y al mismo tiempo la protección frente al viento. Lo resolvimos mediante la reinterpretación de los cortavientos como elemento definitorio del paisaje del lugar. Diseñamos unas estructuras semicirculares rotatorias, cuyo eje central es el palo de la sombrilla y con ruedas perimetrales que posibilitan el giro de la estructura, que puede ser accionado manualmente por el mismo usuario. Denominamos este sistema «Cortavientos 360 grados».

b) Las «Cucañas»:

Otro de los elementos característicos del lugar son la “Cucañas”, sistema tradicional de agrupamientos de cañas secas para uso agrícola, dispersos en el territorio y de característico perfil cónico. Como elementos definitorios del paisaje que son, hemos aprovechado las cualidades ambientales de los espacios que genera en su interior, introduciendo, en algunas de ellas, una gran mesa circular para 8 comensales.

c) Pérgola de eventos:

Podemos definirla como un plano elevado del suelo con el objeto de generar una gran superficie de sombra. Generamos así un plano elevado una media de 3.50 metros ligeramente inclinado a un agua con el mismo material de acabado en cañizo al igual que los parasoles de las terrazas y cuya estructura enmarca el paisaje circundante, potenciándolo y haciéndole partícipe de este espacio, con una capacidad de 80 personas protegidas del sol y de la lluvia.

3. Introducir el paisaje en el diseño de los espacios interiores.

El concepto del diseño de los pocos espacios interiores accesibles al público ha sido una prolongación, bajo techo, de la naturaleza del lugar, a lo cual contribuye sus reducidas dimensiones en relación a la superficie exterior. Uno de estos espacios es la bodega, que ocupa uno de los alpendres reconstruidos. Al mantenerse la tipología original de los alpendres, de tres cerramientos de mampostería seca, cubierta a un agua, y frontal abierto, aprovechamos esta gran abertura del frontis para prolongar el paisaje a su interior, a la vez que enmarcamos la visión del entorno desde el interior de la bodega. Esta dualidad espacial queda reforzada por la disposición de una explanada de transición entre el interior y el paisaje natural.

La misma idea se ha llevado a cabo en otros cuerpos reconstruidos de menor dimensión, como un pequeño bar y los aseos. En éstos hemos trasladado elementos del interior al exterior, como el conjunto lavamanos-espejo, y del exterior al interior, como son los motivos vegetales del diseño de luminarias exclusivas para este lugar.

Datos numéricos:

Superficie total: 4.650 m2, de la cual exterior 4.320 m2, interior 180 m2, y pérgola de eventos 150 m2. Capacidad: 187 comensales, de los cuales 107 en distintos espacios exteriores y 80 en pérgola de eventos. El aforo de este espacio puede aumentar a 140 personas para actos expositivos.

Localización: